DESNUDO SOBRE EL VIENTO (cuentos, Ed. del Dock, 2006).
De El cerco (fragmento):
Toma sus cosas y parte más temprano que de costumbre, con la esperanza de que al fin lo aguarde un amanecer distinto. El camino será otra vez largo y tortuoso, pero es preciso recorrerlo a toda costa. Transitarlo y romper el cerco. Eso sobre todo: romper el cerco, intentándolo nuevamente en representación de los suyos. Porque en algún lugar de la vastísima Terra Incognita, también los Otros acaso estén diciéndose que en tanto Ellos y sus hombres no reconozcan que corren otros tiempos, nadie podrá poner fin a sus luchas y desavenencias, salvo que recurran una vez más a la fuerza de las armas.
De Cosas del diablo (fragmento):
También aquella mañana Remigio Vargas –o don Remigio Vargas, porque ninguna de las vicisitudes que lo angustiaban, ninguno de sus ensimismamientos y resquemores, y ni siquiera sus más recientes desatinos, debieran menoscabar su persona ante los ojos de quienes lo conocían o podían llegar a conocerlo– se puso a mira por la ventana pensando qué rumbo le daría a sus pasos esa tarde, harto en gran parte del inútil esfuerzo por sobreponerse a la bronca de que la Berna lo hubiese dejado de buenas a primeras, sin contemplaciones de ninguna especie.
De Extraña visita (fragmento):
Asomada con una mano puesta en el marco y la otra sobre la puerta a medio abrir de uno de los bares del pueblo, la mujer echó el único vistazo que al parecer le bastaba para saber que tampoco esa mañana encontraría allí a quien, a juzgar por su actitud, andaba buscando.
Y como en otras localidades de los alrededores, no era la primera vez que lo intentaba en ese nuevo alto en su camino, antes de continuar la marcha hacia el siguiente poblado dentro de un lapso que por lo general oscilaba entre unos cuantos días y unos cuantos meses…
Emil García Cabot