Palabras de María Granata en la contratapa de Donde el mundo se disuelve (novela), 2009.

Esta nueva obra de Emil Garcia Cabot revela una objetividad que desentraña la fuerza de lo subjetivo, sus halos resplandecientes, esa recóndita luz que define lo humano y asimismo sus inapresables enigmas. La riqueza del léxico es una constante gracias a la cual se desprende lo verosímil por momentos con la fuerza de lo torrencial.

Se diría, en verdad, que las páginas de “Donde el mundo se disuelve” son torrentes de lo vivido, y que nada en esta bella historia ha quedado olvidado, se ha perdido en el extravío de la desmemoria. A su riqueza verbal se suma una suerte de vastedad comunicativa gracias a la cual este valioso libro representa un todo, la inolvidable conjunción de seres y acaeceres conjugados con una naturaleza imperante siempre ordenada de sus actos y sus voces.

 

María Granata