Emil García Cabot: La simiente y el viento. Por Julia Marta Rossignol.
JCiudad Autónoma de Buenos Aires: Kanon Editores, 2019. 344p. ISBN 978-987-47426-0-5ulia Marta Rossignol
ILCH. Argentina
La Simiente y el viento es un libro para leer, releer y aún así, empezar nuevamente. Es un valioso desafío para lectores interesados en involucrarse emocionalmente y desentrañar una historia.
Se desarrolla en diez capítulos. Cada uno de ellos lleva el nombre de uno de los personajes de la novela, que narra, en primera persona, su interpretación de sentimientos y hechos que describen mucho más a los otros que a sí mismo. Hay frases, líneas sutiles que permiten construir las identidades que se van entrelazando en distintos tiempos y etapas de la vida.
En general, los personajes son marginales, no sólo por sus acciones, sino también por los sentimientos que los mueven a ellas. Hay envidia, abandono, violencia, rencor, autoritarismo, egoísmo, venganza, incomprensión, odio, rabia, enojo, intriga, desorientación, rebeldía, desprecio, corrupción.
El lenguaje, acorde con las situaciones que narra, también es violento. Aparecen regionalismos y modos de expresión típicos, según quién se expresa, pero siempre respetando un realismo que transporta y ubica en contexto.
También hay valores que podemos señalar: profundos conceptos en cuanto a la moral de un hombre de trabajo. El pescador piensa que sólo se puede dormir “a pata suelta” después de haber trabajado.
Los personajes aparecen y desaparecen, por ejemplo, “El pescador” es el protagonista del Capítulo 1 y recién hay una línea que lo recuerda, como escucha, casi al terminar la novela. Ocurre que sirven para dar indicios del protagonista principal que es Rogelio- Roger- Ro- Lío. La suya es una presencia constante y esquiva, está en cada lugar, interviene, se muestra y se esconde.
En esta novela se puede apreciar la comunión entre el hombre y la naturaleza
“Me lo dicen los olores del mar y el viento” (pag.19), “Lo sé porque lo huelo ; por las nubes y el aire y otras cosas (pag. 21)
El lugarde desarrollo está vinculado con los campos aledaños a Mar del Plata
Hay conclusiones de fatalidad porque la vida es muy dura para la mayoría de los protagonistas. Lo resume muy bien el pescador cuando dice; “La vida es como una red que uno hecha a fondo con la esperanza de recoger algo que le sirva para vivir mejor, y todo termina en puro chasco”.
Sin lugar a dudas Rogelio- Lio es víctima y victimario. Pudo tener una infancia relativamente normal, a pesar de las idas y venidas de su padre, pero tempranamente, esta realidad se interrumpe y comienza su destino con la familia, especialmente, con la tía Eulalia. Ella lo asume como una posesión y una venganza contra la hermana a la que siempre quiso dominar, sin éxito. Pudo ser una madre, pero fue ambivalente en sus sentimientos que fueron desde la protección, el direccionamiento obligado hasta la mirada incestuosa.
Rogelio- Roger aparece también en la vida de Ana, la hija de Silvio, seguramente el asesino de su padre. Ana- la Toti- la prostituta de “El Rincón” vive su sueño de una vida distinta, un sueño que termina ahogado…
Rogelio – Ro aparece también en el destino de Ro, el hijo menor de Silvio, el asesino, el maestro del hacha y contribuye con sus engaños a las desventuras de un niño, de por sí sufriente y castigado.
El periodista que surge ya transcurrida parte de la novela facilita el esclarecimiento de los personajes. Su entrevista con Silvio permite descubrir una maraña de relaciones, hijos y vínculos, viejas historias que cobran significado a la luz de los capítulos anteriores.
Rogelio- Rogelito se incorpora al final de la vida de su madre, de la que debe guardar un recuerdo difuso, pero iluminador de sus únicos tiempos felices. Ella Elvira lo defendió con amor, con fuerza, mientras tuvo fuerzas y él vuelve finalmente, la encuentra y siente el alivio de confesarle que el padre ha sido vengado. Una manera de vengar toda la desdicha posterior. Rogelio- Rogelito debe guardar de la madre la única imagen cercana a Dios porque a ella le confiesa sus crímenes. Quizá eso haya brindado un poco de paz a ese niño- adolescente- hombre, como él dice, “con la suerte hechada.
Cabe destacar la maestría del autor cuando interviene el personaje dentro de otro personaje. Son párrafos en letra cursiva que describen siempre en primera persona las más profundas revelaciones. Lo vemos con Ana- Toti flotando en el frío de la laguna. Se reitera con Elvira, que no es un desvarío, cuando se habla a sí misma
Esos fragmentos que desnudan el alma de Elvira. Recuerda cuando iba con Eulalia a la laguna, cuando busca el pañuelo que se le voló a Eulalia y eso que encuentra, es el cadáver de Ana?
“La laguna, algo esconde la laguna, algo que no debe aparecer antes de tiempo.
El autor sugiere muchas veces. Aún las situaciones que podrían ser sórdidas toman cierta candidez que nos ubican en la mente infantil de Naldita, la tía menor, en realidad la tía que no es tal. Lobito, marrano y morrongo son los nombres de los juegos de dos adolescentes que incursionan sus primeras experiencias, al menos para el Lio de ese tiempo porque para Ana hay un padre abusador que excede los límites. Son relatos de época, son pequeños rasgos de una moral en la que de algunas cosas no se habla.
Aparece lo peor: el hostigamiento, la mentira, la impiedad pero también los valores más fuertes de la novela: el amor de Elvira por su hijo, la entrega, el esfuerzo, el sacrificio, su capacidad de reír y hacerlo reír en la mayor adversidad, la iluminación final de ver la posibilidad de que su familia lo ayude, “a Rogelito, sólo a él porque para ella no quiere nada.”
Rogelio- Lío nuevamente en el capítulo de Ramón, cuando le cuenta lo sucedido a Matildita, la prima, que después de muchos años aparece y se interesa por los secretos familiares que Ramón conoce en parte.
Lío no había vuelto pensando en ver a su familia, sólo quería saber donde estaba la madre.
Lio encontró algo de paz cuando escuchó hablar de la siembra, que no era la siembra del campo, seguramente era un mensaje religioso. Eso fue en su paso fugaz por Buenos Aires.
La simiente y el viento es una novela que describe muchas vidas, no sólo las vidas de los personajes, sino cada uno de ellos en distintos lugares, en distintos tiempos, con distintos interlocutores. Nos hacen pensar en nuestras propias vidas, somos hijos, somos padres, somos trabajadores, somos profesionales. Construimos una identidad para cada rol, mal o bien, como podemos, como la vida nos deje. Es un devenir en el tiempo, sólo que en esta historia el tiempo de Rogelio “está jugado”.